Como psicólogo, es común encontrarme con personas que confunden los términos «nerviosos» y «ansiosos». Aunque en el lenguaje cotidiano ambos términos se utilizan indistintamente para describir una sensación de malestar o incertidumbre, en realidad hay una diferencia importante entre ellos.
En primer lugar, debemos entender que la ansiedad es una respuesta natural del cuerpo ante una situación de peligro o estrés. Es una emoción normal y necesaria que nos ayuda a adaptarnos y a tomar medidas para enfrentar los desafíos de la vida. Por otro lado, los nervios son una sensación similar a la ansiedad, pero suelen ser más leves y menos duraderos.
La ansiedad puede manifestarse de diferentes formas, como preocupación excesiva, sensación de agitación, dificultad para concentrarse, insomnio y tensión muscular. Estos síntomas suelen perdurar durante un período prolongado y pueden interferir significativamente en la vida diaria de una persona. Por otro lado, los nervios suelen ser más transitorios y pueden ir y venir según la situación.
Es importante destacar que la ansiedad se convierte en un problema cuando es desproporcionada a la situación que la desencadena, o cuando persiste incluso en ausencia de un estresor real. En estos casos, puede convertirse en un trastorno de ansiedad, como el trastorno de ansiedad generalizada (TAG) o el trastorno de pánico. Los nervios, por otro lado, son más comunes en situaciones específicas, como antes de una reunión importante o una presentación en público.
Otra diferencia clave entre estos dos conceptos es que la ansiedad a menudo se asocia con pensamientos catastróficos o temores irracionales, mientras que los nervios son más una respuesta física y emocional sin un contenido cognitivo negativo. Es decir, la ansiedad puede llevar a una persona a anticipar constantemente lo peor, mientras que los nervios generalmente no están asociados con ese tipo de rumiación.
En cuanto al tratamiento, tanto la ansiedad como los nervios pueden abordarse con terapia cognitivo-conductual (TCC), una modalidad de tratamiento ampliamente utilizada en la práctica de la psicología. La TCC trabaja para cambiar los patrones de pensamiento negativos y enseñar habilidades de afrontamiento efectivas, independientemente de si alguien experimenta ansiedad o nerviosismo.
En resumen, aunque los términos «nervioso» y «ansioso» a menudo se usan indistintamente, hay una diferencia significativa entre ellos. La ansiedad es una emoción natural y necesaria que nos ayuda a enfrentar los desafíos de la vida, pero puede convertirse en un problema cuando es excesiva o persistente. Los nervios, por otro lado, son una respuesta más transitoria y suelen estar asociados con situaciones específicas. Es importante comprender estas diferencias para poder abordar adecuadamente los problemas relacionados con la ansiedad y el nerviosismo. Como siempre, si tienes alguna duda o necesitas ayuda, no dudes en buscar el apoyo de un profesional de la salud mental.
– American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). Arlington, VA: American Psychiatric Publishing.
– Barlow, D. H., & Durand, V. M. (2015). Abnormal psychology: An integrative approach (7th ed.). Boston, MA: Cengage Learning.
– Beck, A.T., Rush, A.J., Shaw, B.F., & Emery, G. (1979). Cognitive therapy of depression. New York, NY: Guilford Press.
– Butler, G., Fennell, M., & Hackmann, A. (2008). Cognitive therapy for anxiety disorders: Mastering clinical challenges. New York, NY: Guilford Press.
– Comer, R. J. (2013). Abnormal psychology (8th ed.). New York, NY: Worth Publishers.
– Kandel, E. R., Schwartz, J. H., & Jessell, T. M. (2013). Principles of neural science (5th ed.). New York, NY: McGraw-Hill Education.
– Nolen-Hoeksema, S., Fredrickson, B. L., Loftus, G. R., & Lutz, C. (2014). Atkinson & Hilgard’s introduction to psychology (16th ed.). Stamford, CT: Cengage Learning.
– Sarason, I.G., Sarason, B.R., & Pierce, G.R. (2017). Abnormal psychology: The problem of maladaptive behavior (14th ed.). Upper Saddle River, NJ: Pearson.
– Spielberger, C. D., & Sarason, I. G. (2014). Stress and anxiety (2nd ed.). New York, NY: Routledge.
– Stroebe, W., & Stroebe, M. (2014). The Handbook of Bereavement Research and Practice: Advances in Theory and Intervention. Washington, DC: American Psychological Association.
– Westen, D., & Kowalski, R. (2017). Psychology: Australian and New Zealand Edition (4th ed.). Milton, QLD: Wiley.