El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), tipo combinado, es un desafío que muchos niños, adolescentes y adultos enfrentan en su vida diaria. Como psicólogo, es fundamental comprender en qué consiste este trastorno y cómo puede afectar la vida de las personas que lo padecen.
El TDAH tipo combinado es una condición neuropsiquiátrica en la que coexisten síntomas de inatención, hiperactividad e impulsividad. Los individuos que lo presentan suelen tener dificultades para concentrarse, prestar atención y organizar sus actividades. Además, presentan un exceso de actividad motora y una tendencia a actuar sin medir las consecuencias.
Los síntomas del TDAH combinado pueden variar de una persona a otra, pero algunos de los más comunes incluyen la incapacidad para seguir instrucciones, la distracción constante, la dificultad para completar tareas, la impulsividad en la toma de decisiones y la agitación constante. Estos síntomas pueden afectar significativamente la vida académica, social y laboral de quienes los experimentan.
Es importante destacar que el TDAH combinado no es producto de una mala educación o falta de disciplina. Es un trastorno neurobiológico que afecta el funcionamiento del cerebro y la capacidad de autorregulación de los afectados. Por lo tanto, es esencial descartar cualquier estigma o juicio hacia las personas que lo padecen.
El diagnóstico del TDAH combinado debe ser realizado por profesionales capacitados en salud mental, como psicólogos o psiquiatras. Generalmente se realiza a través de la evaluación de los síntomas y del historial clínico del individuo. También se pueden utilizar tests neuropsicológicos y cuestionarios para confirmar el diagnóstico.
Una vez diagnosticado el TDAH combinado, es fundamental implementar una estrategia de tratamiento multidisciplinaria. Esta puede incluir terapia psicológica, apoyo educativo, y en algunos casos, medicación. La terapia psicológica puede ayudar a los afectados a desarrollar habilidades de organización y manejo del tiempo, mejorar la atención y la autorregulación emocional.
El apoyo educativo es esencial para ayudar a los niños y adolescentes a adaptarse al entorno escolar y recibir las adaptaciones necesarias para su aprendizaje. Esto puede incluir tiempos de descanso, extensiones en las tareas o acompañamiento de un tutor.
En algunos casos, se puede considerar el uso de medicación para el tratamiento del TDAH combinado. Sin embargo, es importante destacar que esto debe ser decidido de manera conjunta entre el afectado, sus padres y el profesional de la salud. La medicación puede ayudar a reducir la hiperactividad y mejorar la atención, pero siempre debe ser acompañada de terapia psicológica y seguimiento constante.
En resumen, el TDAH tipo combinado es una condición neuropsiquiátrica que provoca síntomas de inatención, hiperactividad e impulsividad. Es importante comprender que no es un trastorno de conducta o falta de disciplina, sino un desafío neurobiológico que afecta el funcionamiento del cerebro. Con un diagnóstico adecuado y una estrategia de tratamiento multidisciplinaria, es posible manejar los síntomas y mejorar la calidad de vida de quienes lo padecen. Como psicólogo, mi objetivo es proporcionar el apoyo necesario para que las personas con TDAH combinado puedan desarrollar todo su potencial y llevar una vida plena y satisfactoria.
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